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Existen palabras para quienes perdieron a un padre, para los que perdieron a su pareja, pero ningún dolor se compara con el que sienten aquellos que perdieron a un hijo, por lo cual no hay palabra para definirlo. Es un sentimiento que se anida en el corazón de quien lo ha sufrido, y ahí se queda para siempre.
La música está inspirada por muchas historias, incluso de la tragedia. Estas canciones nacieron después de que sus compositores perdieran a un hijo, y la única forma que encontraron para hablar de ello fue una canción.
Eric Clapton estaba en una relación con Lory Del Santo mientras se divorciaba de su primera esposa, además estaba en la etapa más dura de sus adicciones y alcoholismo. En esos años la modelo se embarazó, y aunque Clapton no aceptaba la existencia del bebé, al final lograron convivir los tres como una verdadera familia. El día de la tragedia Conor tenía 4 años y estaba emocionado porque su padre lo llevaría al zoológico, pero antes de que el músico llegara el pequeño había corrido a toda velocidad frente a un ventanal abierto en el departamento del piso 53. Murió al instante. Para menguar el dolor Eric Clapton escribió una de las canciones más emotivas en la historia del rock.
En solidaridad con su amigo, Eric Clapton, Phil compuso esta canción para hacerle saber al guitarrista que lo acompañaba en su dolor de todo corazón. Phil confiesa que cuando se enteró de la noticia se sintió profundamente abatido y conmocionado, lo único que pudo hacer para apoyar a su amigo fue componer este tema. Al día siguiente de la tragedia Phil se encerró en el estudio sin ninguna otra dirección que los sentimientos que lo embargaban.
Más allá del ritmo tropical de la canción, género en el que el cantante es toda una estrella de talla internacional, el trasfondo de este tema, que comúnmente se piensa que es sobre una ruptura amorosa, en realidad expresa la experiencia con la muere de su hijo y la vida que tuvo que llevar en adelante sin su presencia. Hommy Nieves, hijo de Tito, había sido diagnosticado de cáncer a los 22 años, mismo que pudo superar. No obstante, a lo 24 años se le volvió a encontrar cáncer, esta vez en los huesos. No pasó mucho tiempo hasta que la enfermedad lo venció y falleció. En consecuencia, Tito desahogó su furia con la vida en forma de canción, uno de sus mayores éxitos.
Por alguna razón las tragedias llegan cuando todo en tu vida gira de manera correcta. Nick ya era un músico y compositor consolidado, y su banda estaba en el punto más alto de su trayectoria. Sin embargo, mientras todos sus sueños como artista se veían realizados, su hijo Arthur, de 15 años, cayó de un precipicio y encontró una muerte instantánea. Tratándose de una figura pública, y para evitar el asedio y las preguntas, Nick Cave compuso esta canción y permitió que se grabara una especie de documental sobre el proceso de creación del disco. Eso resolvería todas las cuestiones. Estaba haciendo una canción para poder comprender la pérdida de su hijo.
Hubo muchas personas que dedicaron esta canción después de ser abandonados por su pareja, y es natural puesto que el sentimiento central de este tema es el dolor. Sin embargo, nada más alejado de la realidad, Marco Antonio Solís escribió esta canción a su hijastro, Leonardo, hijo de su expareja, la actriz Beatriz Adriana. Leonardo murió en el 2000 víctima de un secuestro del que ya no volvió.
Lamentablemente, ni siquiera estas canciones o el éxito que hayan tenido alivia el dolor de estos padres marcados por la tragedia, la pérdida de sus hijos los acompañará por el resto de sus días.
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