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Desde Alanis Morissette a Nirvana, estos son los álbumes que definieron una década que rompió las reglas de la música.
La explosión de Internet. Blur contra Oasis. Friends. El grunge. Los libros de Harry Potter. El DVD. La PlayStation. Los años noventa fueron una década turbulenta y emocionante para la cultura pop. Tratar de reconstruir este rompecabezas a través de los mejores álbumes de los 90 es una tarea complicada y que además suele tener a los mismos sospechosos habituales reclamando atención: Radiohead, U2, Nirvana… Reducir la lista a tan solo 20 discos es aún más difícil, pero vamos a intentarlo de todos modos.
Después de todo, aquí en tu web de confianza hemos hecho rankings tan variopintos que van desde los mejores restaurantes de carretera de España hasta las historias más locas de la WWF y los libros que deberías leer sí o sí antes de cumplir los 30 años. ¡Será por listas!
Musicalmente, los años 90 estuvieron llenos de rap, de punk flojito y de pop adolescente mientras se producía la invasión del britpop, la popularización del grunge y el ascenso del rock alternativo. Podríamos decir que, musicalmente, la década arrancó con los primeros acordes de Smells Like Teen Spirit y murió en la introducción de piano del Hit Me Baby One More Time de Britney Spears. El anti-pop derrotado por el pop. El ciclo sin fin. El rey león y todo eso.
Pero hubo mucho más en los noventa, con supervivientes de los ochenta como U2 y R.E.M. alcanzando sus picos creativos con Achtung Baby y Automatic for the people en la última era dorada de la cada vez más lánguida industria discográfica, con el acid jazz, el trip hop, la música electrónica… Y vamos a recorrer todos aquellos años disco a disco. Porque si ya hemos rastreado las 30 mejores canciones de los 90, es lógico que recopilemos las combinaciones más redondas de aquellos temazos. Muchos de estos discos te sonarán, otros serán nuevos para ti y a buen seguro echarás otros de menos, pero te aseguramos que el viaje sonoro en el tiempo va a merecer la pena. ¿Preparado?
El maravilloso Jagged Little Pill marcó el salto de Alanis Morissette de estrella canadiense de poca monta a fenómeno internacional. Grandes singles, como la amarga pero poderosa You Oughta Know e Ironic, pero también la impresionante interpretación a capela de Your House atrajeron mucha y merecida atención hacia una cantante que en ese momento estaba dando sus primeros pasos hacia el estrellato. Con la colaboración de Flea, bajista de los Red Hot Chili Peppers, este es quizá el álbum más ’90s’ de esta lista.
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Loveless es el álbum que Robert Smith de The Cure desearía haber hecho. Es un disco que reinventó la música alternativa, y el rock en general, mientras se grababa a lo largo de tres años, en 19 estudios distintos y casi llevando a su discográfica a la ruina.
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El viejo Tom Waits entró en los 90 con once discos ya a sus espaldas y con la misma voz cascada de siempre. Pero eso no le impidió despachar con Bone Machine un disco brutal lleno de referencias oscuras a muerte y asesinatos a base del mejor blues rock.
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Al igual que otros gigantes del pop como David Bowie o Prince, Madonna ha pasado por fases que han fijado su sonido y su estilo en distintas épocas, ya fuera su provocación durante la era Like A Virgin o su liberación sexual con el álbum Erotica. Con Ray Of Light, Madonna dio un giro de 180 grados para centrarse en la espiritualidad y sorprendentemente, los temas que salieron de esa epifanía conquistaron a la crítica y al público.
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La mezcla de política radical y de rabiosa descarga sonora de Rage Against the Machine fue una anomalía sorprendente en medio del año en el que murió el grunge. Su éxito comercial con temazos tan bailables como Killing in the name –con sus muchas versiones del estribillo en el castellano de la época– fue toda una comfirmación de la potencia del rock como arma de protesta.
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Billie Joe Armstrong cantaba “¿Tienes tiempo para escuchar cómo me quejo?” en el segundo single de Dookie, el poderoso Basket Case, y más de un cuarto de siglo después, seguimos respondiendo con un rotundo “sí”. Porque la energía vibrante y juvenil del tercer álbum de Green Day sigue sonando tan bien ahora como entonces, prueba de que el disco ha resistido fenomenalmente al paso del tiempo con un conjunto de temas que son sencillamente impecables. Como señaló el batería Tré Cool en el 25º aniversario del álbum en 2019, “que se jodan todos, todavía estamos aquí”.
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Cada vez que Weezer lanzan un nuevo álbum ‘de colores’ (el Green Album de 2001, el Red Album de 2008…), Rivers Cuomo y sus amigos admiten que alcanzaron su punto álgido en 1994. El debut del grupo es una pieza clásica y básica del rock alternativo, y temas como Buddy Holly o Undone (The Sweater Song) son la razón por la que la mitad de las mejores bandas de indie rock de hoy en día cogieron sus guitarras por primera vez.
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Generation Terrorists es un título valiente y provocador, apropiado para un álbum de debut. Hay que reconocer que de chulería iban sobrados, asegurando ellos mismos que sería “el mejor álbum de rock de la historia” y que vendería “16 millones de copias en todo el mundo, desde Bangkok hasta Senegal”. Aunque nunca llegaron a esas cifras, con temas tan perfectos como Motorcycle emptiness, el disco dio paso a una carrera de varias décadas que aún continúa.
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Con la música en la sangre al ser hijo del icono del folk-pop de los sesenta Tim Buckley y dotado de una impresionante voz, por desgracia nos dejó este Grace como su única obra maestra antes de ahogarse en un extraño accidente en Memphis en mayo de 1997.
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El mejor álbum de Blur es el que más cerca estuvo la banda de rivalizar con la magnitud de Oasis, creando un disco que habló a los corazones de millones de sus compatriotas británicos. Junto con Dog Man Star de Suede y His ‘N’ Hers de Pulp, Parklife se convirtió en un engranaje esencial de la maquinaria del britpop sobre todo gracias a temazos enormes como Girls & Boys, To the end y la canción que da título al disco.
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Otra portada con perros, en este caso protagonizada por un komondor, originario de Hungría, sirve de carta de presentación a esta joya de Beck a base de folk, hip hop y hasta bossa nova que en un principio se iba a titular Órale. Su talento y un par de samplers dan como resultado uno de los trabajos más notables de la década.
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La maravillosa mezcla de pop y americana de Counting Crows, liderada por la voz de su líder Adam Duritz y sus enigmáticas letras, contenía suficiente inteligencia como para recibir elogios de la crítica y suficientes hits de pop para que el público se tragara con entusiasmo éxitos como Mr. Jones. Así, no es de extrañar que el álbum vendiera más de 7 millones de copias.
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La guerra de Blur contra Oasis se creó esencialmente para vender periódicos. Y funcionó. Pero seas del bando que seas, hay dos batallas que desequilibran la contienda en favor de Oasis: los dos conciertos de Knebworth de 1996, celebrados ante un total de 250.000 personas, y (What’s The Story) Morning Glory?, un álbum lleno de temas perfectos que muestran el excepcional talento compositivo de Noel Gallagher.
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Habían pasado cinco años ya desde su brutal irrupción con Appetite for Destruction, así que cuando Use Your Illusion I y II, dos álbumes separados lanzados simultáneamente, aterrizaron, lo hicieron como una bomba. No era de extrañar con temas como la balada rockera (y su épico videoclip) Don’t Cry, November Rain con un videoclip más épico aún o el single You Could Be Mine, que recibió un empujón extra al incluirse en la banda sonora de Terminator 2. La versión del Knockin’ on Heaven’s Door de Bob Dylan fue la guinda perfecta.
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Después de conseguir unos cuantos éxitos en sus anteriores álbumes, Pet Shop Boys tenían libertad para experimentar. Este álbum no tiene quizá melodías tan pegadizas como otros del dúo inglés, pero líricamente Neil Tennant está en su mejor momento y con su mejor voz. Musicalmente profundo y con letras sugerentes y poéticas, temas como Being boring o Jealousy son obras de arte sublimes.
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El grupo inglés se aseguró de poner fin a las comparaciones con Blur y Oasis con la obra maestra que es OK Computer. Mientras los hermanos Gallagher y Albarn y compañía seguían peleándose, Radiohead se marcaban uno de los discos imprescindibles de la década y cambiaban el rock para siempre. Y Thom Yorke demuestra que estaba en su mejor momento lírico en canciones como Paranoid android.
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Elegir el mejor álbum de R.E.M. no es una tarea fácil ni mucho menos, pero la mina de oro de maravillosas canciones que es Automatic for the people, es sin duda la elección más lógica. Con temas tan válidos para cantar a grito pelado en un concierto como para que suenen en tu funeral, la voz de Michael Stipe nos guía en un viaje emocionante y melancólico que supone una de las grandes joyas artísticas de los 90.
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Cuando su debut vio la luz, Pearl Jam competía con Nirvana en un concurso de popularidad grunge que estaba destinado a perder. Sin embargo, Ten es un disco casi perfecto: la voz agónica de Eddie Vedder y los solos de guitarra de Mike McCready en Alive y Jeremy jugaron un papel decisivo a la hora de popularizar el rock alternativo en el mainstream.
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La de U2 fue una de las transformaciones más extremas de la música pop-rock. Con Achtung baby los bardos irlandeses se despidieron de los años ochenta reinventando su sonido con tanto éxito comercial como de crítica. Grabado entre Berlín y Dublín y publicado en noviembre de 1991, las habilidades básicas de U2 permanecen intactas, pero añadiendo música electrónica de baile y rock alternativo con gran acierto. Imprescindible.
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Dejar Nevermind fuera de una lista de los mejores álbumes de los 90 es como omitir Star Wars de la ciencia ficción. El mero hecho de pensar en aquella época nos hace evocar la infame portada del álbum con un Spencer Elden de cuatro meses bajo el agua, así como el inconfundible sonido de Smells Like Teen Spirit. El grunge tuvo su cuota de lanzamientos maravillosos, pero fue este el disco que llegó a la habitación de todos los adolescentes. Además de un tracklist perfecto que incluye In bloom, Come as you are y Lithium, no nos podemos olvidar de una de las cimas del grunge, el siniestro instrumental que aparece por primera vez a los 45″ de la pista final secreta, Endless, Nameless.
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